Alicia, el espejo y el conejo blanco.
Las meninas
La primera
interpretación la fácil lectura de la imagen, la obviedad.
Las meninas aparentemente “es un cuadro fácil
de interpretar, en el centro, se encuentra la pequeña princesa, la infanta
margarita teresa; a su alrededor, sus doncellas, su tutor, el paje, la enana,
de servicio y su gigantesco perro. A partir de este, vamos subiendo por etapas hasta llegar a las
distantes figuras reflejadas del rey y la reina. Aquí se encuentra todo el
mundo de la corte interior, presentado de forma oblicua, con el orden de
importancia invertido. Pintado para el palacete de verano del rey, esta obra es
un retrato de su hija pequeña y un sofisticado e innovador tributo al mismo
rey. Retrata un momento preciso, cuando todos los personajes responden a la entrada
del rey.” Beckett, 1995.
La segunda lectura, el
juego de los espejos.
Dentro de la imagen como ya hemos visto
encontramos espejos, la utilización y
presencia de estos instrumentos es básica en la concepción, la ejecución y el
entendimiento de esta obra.
No es posible realizar este retrato sin el uso
de espejos. Velazquez ubico un espejo frente a él, a la infanta y todos los
personajes que vemos, para poder mirar la escena con él dentro de ella, el
necesitaba mirarse a si mismo para poder representarse, para poder pintarse. El
pintor que se hace participe de su obra de arte, uno de los protagonistas.
Además allí, con este gesto, empieza el
juego de los espejos; instrumentos que nos devuelven nuestra propia imagen, que
nos permiten vernos casi como nos ven los demás. Un dialogo de imágenes, de
miradas que se juntan para mostrar o acercarnos a una realidad.
Así mismo en la escena, tras de ella, encontramos a los reyes, los
supremos gobernantes, las personas mas poderosas, las mas importantes de la corte,
están reflejadas sus imágenes en un espejo ubicado atrás. Obviamente para que esto suceda, los monarcas
deben estar en realidad ubicados de frente a la escena frente a todos los
personajes que parecen en el cuadro. No aparecen retratados pero sus imágenes
aparecen reflejadas en un espejo. Se ha hablado que el orden de importancia de
los personajes en este cuadro esta trastocado, la imagen en este orden esta al
revés, los monarcas están atrás, y los enanos y el perro, adelante. Sin embargo
esta ubicación es necesaria, al final los monarcas tiene que estar adelante,
necesariamente delante de todo y de todos.
La tercera lectura,
las miradas encontradas. Foucault. 1966
El cuadro de las meninas es un cuadro de 318 cm de alto por 276cm de
ancho. En este tamaño de cuadro, la imagen de Velazquez y de algunos de los
personajes retratados, esta casi a tamaño natural. Es mas, el bastidor que se
encuentra frente a Velazquez en el cuadro, es el retablo correspondiente al
cuadro de las meninas. Esta es un la relación y una lectura también importante
la reflexión por medio de la imagen acerca de el problema de la representación,
a través del juego de las miradas, miradas que se entrecruzan, que se observan,
que ocultan y que muestran.
Velazquez pinta una escena que vive en el momento en que pinta el
cuadro. Sin embargo en este momento en el momento en que se representa,
Velazquez esta a dado un paso atrás, alejándose del cuadro que pinta, no lo
esta mirando, esta mirando al frente, al lugar en donde están los reyes. Sin
embargo en el lugar en donde están los reyes, estas tú que observas la obra.
Allí ocupando un lugar principal, un lugar destacado en el lugar de los
monarcas estas tú observando la obra. De frente al cuadro original, la mirada
de Velazquez se cruzara con la tuya, desde donde lo observes el te estará
observando, y sus ojos te estarán mirando si lo miras a él. Así mismo el personaje principal del cuadro,
que dirige la mirada al frente, al lugar ciego del cuadro, allí en donde se
encuentran los monarcas, también te esta haciendo el honor de mirarte, las
meninas y otros personajes que con reverencia muestran respeto a los monarcas,
por este camino también te estarán haciendo reverencia. La importancia del
observador dentro de una obra de arte esta remarcada, aclamada y reconocida en
este juego de miradas.
El cuadro fue pintado en el año de 1656, sin
embargo de frente a él, mirando una reproducción, cuando mires el cuadro, cundo
las miradas reencuentren el tiempo que he trascurrido no importara, habrá una
relación directa entre tu, la persona que lo observa, y los personajes que te
miran, traspasando tiempo y distancia, relacionándose directamente con el juego
de las miradas.
La cuarta lectura,
Alicia, el espejo y el conejo blanco.
Otra de las inquietudes acerca de la s miradas
esta presente en el hecho que el único que sabe que esta ocurriendo con el
cuadro en esta preciso momento es Velazquez, la única persona que ve lo que
ocurre, el sabe si en cuadro que esta pitando, el retablo del cual nosotros solo
vemos su espalda, esta terminado, si va en la mitad, o si apenas esta dando las
primeras pinceladas, el accede a este plano oculto, guarda para si una parte
del secreto. Sin embargo, el observador también puede irrumpir por detrás,
observa la imagen del aposentador del palacio, quien con respeto, casi con
miedo irrumpe en la escena, esta en las escaleras, como dudando, da pasos atrás
para escabullirse por la puerta en su espalda? O entra de puntitas para no
hacer ruido, para no llamar la atención. El es el otro símbolo del observador,
quien finalmente podrá acceder también al secreto del cuadro. También a su
manera te representa como observador. El pintor que pinta una escena en donde
se representa, que muestra de alguna
manera la posición del artista y su
papel y la reflección propia acerca de la imagen y la representación, muchos
siglos antes que el concepto filosófico existiera.
La obra, que trasciende con su presencia el
tiempo y la distancia, creada partir de la idea y del sentimiento de un
artista, se muestra y muestra por ese camino una imagen y un sentir, una
imagen. Sin embargo una es la imagen imaginada por el artista, y otra la imagen
sentida por el observador. Tal ves quien la observe vea mas allá de lo que el
artista hubiese querido decir, tal vez se vean menos cosas de aquellas que se
quisieron mostrar, sin embargo la imagen permanece, adquiere vida propia, se
recrea, nace y muere con cada mirada, con cada observación. La obra de arte ya
no es del artista en el momento en que se termina y entra al escrutinio de la
mirada del otro. Velazquez deja en esta imagen parte de su ser, de su orgullo,
de lo que es como artista, incluso algunos años después remarca este echo,
aumentándole la cruz de santiago a su pecho, honor alcanzado por el años después
de haber terminado esta pintura. Esta es la lección mas importante que tal vez
quería dejarte, una obra de arte lleva en su naturaleza la impronta propia del
autor que la crea, la afirmación personal
del artista en el universo, parte de su alma y de su ser quizá para toda
la eternidad. Sin embargo la obra tiene vida propia, comunicara lo que tu
quisiste decir, y además encontrará para otros ojos otras interpretaciones, que
aparentemente no dejaste allí, pero que están latentes cuando dejas en tu obra
parte de tu ser, de tu vida y de tu alma.
Frida Khalo dejo su alma y su dolor en sus
pinturas, Dalí no pudo pintar mas allá que su amor. Velazquez pinto las meninas
para aclarar esto, La obra que parte de la vida y canta un sentir a partir de
la realidad tiene la posibilidad de ser eterna. El observador que ve una obra
de arte se maravilla por la técnica, se impresiona por el color, por el mensaje
y por una comunicación de almas que trasciende el tiempo y la distancia.
Comunicación que esta al interior de la obra y que solo tu alma podrá
interpretar.