jueves, 28 de febrero de 2013

Alicia, el espejo y el conejo blanco.



Alicia, el espejo y el conejo blanco.

Las meninas

La primera interpretación la fácil lectura de la imagen, la obviedad.


Las meninas aparentemente “es un cuadro fácil de interpretar, en el centro, se encuentra la pequeña princesa, la infanta margarita teresa; a su alrededor, sus doncellas, su tutor, el paje, la enana, de servicio y su gigantesco perro. A partir de este,  vamos subiendo por etapas hasta llegar a las distantes figuras reflejadas del rey y la reina. Aquí se encuentra todo el mundo de la corte interior, presentado de forma oblicua, con el orden de importancia invertido. Pintado para el palacete de verano del rey, esta obra es un retrato de su hija pequeña y un sofisticado e innovador tributo al mismo rey. Retrata un momento preciso, cuando todos los personajes responden a la entrada del rey.” Beckett, 1995.

La segunda lectura, el juego de los espejos.

Dentro de la imagen como ya hemos visto encontramos espejos,  la utilización y presencia de estos instrumentos es básica en la concepción, la ejecución y el entendimiento de esta obra.



No es posible realizar este retrato sin el uso de espejos. Velazquez ubico un espejo frente a él, a la infanta y todos los personajes que vemos, para poder mirar la escena con él dentro de ella, el necesitaba mirarse a si mismo para poder representarse, para poder pintarse. El pintor que se hace participe de su obra de arte, uno de los protagonistas. Además allí, con este gesto,  empieza el juego de los espejos; instrumentos que nos devuelven nuestra propia imagen, que nos permiten vernos casi como nos ven los demás. Un dialogo de imágenes, de miradas que se juntan para mostrar o acercarnos a una realidad.

Así mismo en la escena,  tras de ella, encontramos a los reyes, los supremos gobernantes, las personas mas poderosas, las mas importantes de la corte, están reflejadas sus imágenes en un espejo ubicado atrás.  Obviamente para que esto suceda, los monarcas deben estar en realidad ubicados de frente a la escena frente a todos los personajes que parecen en el cuadro. No aparecen retratados pero sus imágenes aparecen reflejadas en un espejo. Se ha hablado que el orden de importancia de los personajes en este cuadro esta trastocado, la imagen en este orden esta al revés, los monarcas están atrás, y los enanos y el perro, adelante. Sin embargo esta ubicación es necesaria, al final los monarcas tiene que estar adelante, necesariamente delante de todo y de todos.

La tercera lectura, las miradas encontradas. Foucault. 1966

El cuadro de las meninas es un cuadro de 318 cm de alto por 276cm de ancho. En este tamaño de cuadro, la imagen de Velazquez y de algunos de los personajes retratados, esta casi a tamaño natural. Es mas, el bastidor que se encuentra frente a Velazquez en el cuadro, es el retablo correspondiente al cuadro de las meninas. Esta es un la relación y una lectura también importante la reflexión por medio de la imagen acerca de el problema de la representación, a través del juego de las miradas, miradas que se entrecruzan, que se observan, que ocultan y que muestran.

Velazquez pinta una  escena que vive en el momento en que pinta el cuadro. Sin embargo en este momento en el momento en que se representa, Velazquez esta a dado un paso atrás, alejándose del cuadro que pinta, no lo esta mirando, esta mirando al frente, al lugar en donde están los reyes. Sin embargo en el lugar en donde están los reyes, estas tú que observas la obra. Allí ocupando un lugar principal, un lugar destacado en el lugar de los monarcas estas tú observando la obra. De frente al cuadro original, la mirada de Velazquez se cruzara con la tuya, desde donde lo observes el te estará observando, y sus ojos te estarán mirando si lo miras a él.  Así mismo el personaje principal del cuadro, que dirige la mirada al frente, al lugar ciego del cuadro, allí en donde se encuentran los monarcas, también te esta haciendo el honor de mirarte, las meninas y otros personajes que con reverencia muestran respeto a los monarcas, por este camino también te estarán haciendo reverencia. La importancia del observador dentro de una obra de arte esta remarcada, aclamada y reconocida en este juego de miradas.

El cuadro fue pintado en el año de 1656, sin embargo de frente a él, mirando una reproducción, cuando mires el cuadro, cundo las miradas reencuentren el tiempo que he trascurrido no importara, habrá una relación directa entre tu, la persona que lo observa, y los personajes que te miran, traspasando tiempo y distancia, relacionándose directamente con el juego de las miradas.

La cuarta lectura, Alicia, el espejo y el conejo blanco.

Otra de las inquietudes acerca de la s miradas esta presente en el hecho que el único que sabe que esta ocurriendo con el cuadro en esta preciso momento es Velazquez, la única persona que ve lo que ocurre, el sabe si en cuadro que esta pitando, el retablo del cual nosotros solo vemos su espalda, esta terminado, si va en la mitad, o si apenas esta dando las primeras pinceladas, el accede a este plano oculto, guarda para si una parte del secreto. Sin embargo, el observador también puede irrumpir por detrás, observa la imagen del aposentador del palacio, quien con respeto, casi con miedo irrumpe en la escena, esta en las escaleras, como dudando, da pasos atrás para escabullirse por la puerta en su espalda? O entra de puntitas para no hacer ruido, para no llamar la atención. El es el otro símbolo del observador, quien finalmente podrá acceder también al secreto del cuadro. También a su manera te representa como observador. El pintor que pinta una escena en donde se representa, que  muestra de alguna manera la posición del artista y  su papel y la reflección propia acerca de la imagen y la representación, muchos siglos antes que el concepto filosófico existiera.

La obra, que trasciende con su presencia el tiempo y la distancia, creada partir de la idea y del sentimiento de un artista, se muestra y muestra por ese camino una imagen y un sentir, una imagen. Sin embargo una es la imagen imaginada por el artista, y otra la imagen sentida por el observador. Tal ves quien la observe vea mas allá de lo que el artista hubiese querido decir, tal vez se vean menos cosas de aquellas que se quisieron mostrar, sin embargo la imagen permanece, adquiere vida propia, se recrea, nace y muere con cada mirada, con cada observación. La obra de arte ya no es del artista en el momento en que se termina y entra al escrutinio de la mirada del otro. Velazquez deja en esta imagen parte de su ser, de su orgullo, de lo que es como artista, incluso algunos años después remarca este echo, aumentándole la cruz de santiago a su pecho, honor alcanzado por el años después de haber terminado esta pintura. Esta es la lección mas importante que tal vez quería dejarte, una obra de arte lleva en su naturaleza la impronta propia del autor que la crea, la afirmación personal  del artista en el universo, parte de su alma y de su ser quizá para toda la eternidad. Sin embargo la obra tiene vida propia, comunicara lo que tu quisiste decir, y además encontrará para otros ojos otras interpretaciones, que aparentemente no dejaste allí, pero que están latentes cuando dejas en tu obra parte de tu ser, de tu vida y de tu alma.

Frida Khalo dejo su alma y su dolor en sus pinturas, Dalí no pudo pintar mas allá que su amor. Velazquez pinto las meninas para aclarar esto, La obra que parte de la vida y canta un sentir a partir de la realidad tiene la posibilidad de ser eterna. El observador que ve una obra de arte se maravilla por la técnica, se impresiona por el color, por el mensaje y por una comunicación de almas que trasciende el tiempo y la distancia. Comunicación que esta al interior de la obra y que solo tu alma podrá interpretar.